Todos vamos apretados de tiempo. Unos por trabajo, otros por obligaciones familiares, otros por ambas cosas… Así que, con esta vida loca que llevamos, nos cuesta un montón encontrar tiempo para encerrarnos dentro de un gimnasio. Estoy segura que te ha pasado en alguna ocasión de encontrarte allí dentro y tener la sensación de que deberías estar invirtiendo el tiempo en correr o en salir a la montaña o en bicicleta.
Creo que todos, en algún momento y otro, hemos vivido esta sensación tan incómoda. Pero hoy me propongo hacerte cambiar de opinión. Y no porque me haya levantado con este capricho, sino porque realmente he probado en propia carne que vale la pena este pequeño sacrificio.
Actualmente, el concepto del trabajo de la fuerza ha cambiado mucho y ya no está únicamente basado en levantar hierros o mover unas máquinas aburridas.
La variedad es enorme y puede llegar a ser muy divertido, solo tienes que buscar en la oferta de clases dirigidas de tu gimnasio. Encontrarás oferta para todos los gustos. Pero, ¿por qué debemos hacerlo?
Te doy tres razones PARA ANIMARTE a invertir este tiempo tan preciado:
1. Es esencial para evitar lesiones a corto, pero sobretodo, a largo plazo. No cabe ninguna duda, está estudiado y lo he comprobado con los años, que si el trabajo está bien dirigido y bien estructurado, evitaremos lesionarnos. Correr es un deporte muy exigente para las articulaciones y para la musculatura, si reforzamos bien a nivel muscular y de forma equilibrada todo el cuerpo, protegeremos las partes más delicadas y podremos correr durante mucho más tiempo sin interrupciones.
2. Nos ayuda a poder correr más rápido y durante más tiempo. A todos nos gusta mejorar, batir nuestras marcas y picarnos con los compañeros.
Tanto para subir, como para bajar, como para correr en llano, si nuestras musculatura está fuerte y bien trabajada nos convertirá en mejores corredores, mucho más eficientes, potentes y rápidos.
Y no podemos pensar sólo en las piernas … los brazos y toda la zona central (el core que se llama) del tronco nos ayudan mucho en el gesto de correr para poder impulsarnos con más fuerza y tener mayor equilibrio en las bajadas. ¡Imprescindible que no lo olvidemos!
3. Podremos correr durante muchos años. No sé vosotros, pero a mi correr me chifla y aquello de: “cuando ya no pueda correr, tiraré de bici y de natación”, personalmente no me motiva. Me gusta la bicicleta y nadar y uso ambas disciplinas de forma habitual para entrenar, pero no quiero dejar de correr, si puedo, jamás.
Así que si conservo bien mi maquinaria, y esto va muy ligado al primer punto que os propongo, podré correr durante muchos más años de forma saludable y segura.
Hace tres años que empecé a tomarme en serio el trabajo de fuerza (antes lo hacía pero de aquella manera como para cubrir el expediente), y realmente he notado un cambio importante: sin lugar a dudas me lesiono mucho menos y sufro menos cargas musculares cuando estoy soportando una mayor carga de entrenamiento; me siento mucho más fuerte en subida y puedo arriesgar mucho más en bajada, por no hablar del ritmo en carrera en llano que ha mejorado substancialmente.
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Ten en cuenta que la información de los artículos de Polar blog no pretende sustituir el asesoramiento de un profesional sanitario. Consulta a tu médico antes de empezar un nuevo programa de fitness.